La práctica de correr en ayunas se ha convertido en una tendencia creciente entre los corredores populares. Muchos la ven como una estrategia para mejorar el rendimiento y favorecer la quema de grasas, mientras que otros cuestionan su seguridad y eficacia. La clave radica en entender cómo funciona esta técnica, qué beneficios aporta, cuáles son sus riesgos y cómo implementarla de manera segura. En este reportaje, exploramos a fondo la relación entre el running y el ayuno, respaldando cada afirmación con datos científicos y recomendaciones prácticas.
Correr en ayunas significa realizar un entrenamiento matutino sin ingerir alimentos previamente. Tras el descanso nocturno, el cuerpo entra en un estado de ayuno que reduce los niveles de glucosa en sangre y las reservas de glucógeno. Esto obliga al organismo a buscar otras fuentes de energía, como las grasas, lo que ha llevado a muchos corredores a considerar esta práctica como una forma eficiente de mejorar su metabolismo y su composición corporal.