viernes, octubre 31, 2025

Sesiones cortas de running: correr menos para correr mejor

El entrenamiento breve gana protagonismo en el running moderno: una estrategia que une eficiencia, ciencia y adaptación a todos los niveles, desde principiantes hasta atletas de élite

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Durante décadas, el discurso dominante en el running se construyó sobre una base clara: más kilómetros, más progreso. Rodajes largos, planes extensos y acumulación de volumen eran sinónimos de compromiso y mejora. Sin embargo, esa lógica empieza a mutar. Hoy, una parte creciente de la comunidad runner —incluyendo corredores populares y profesionales— adopta con naturalidad las sesiones cortas como recurso central en sus rutinas.

Entrenamientos de menos de una hora, e incluso micro sesiones de 20 minutos o menos, ya no se entienden como sustitutos de emergencia, sino como entrenamientos válidos, eficaces y estratégicamente útiles. Este cambio responde, en parte, a un nuevo estilo de vida que exige conciliación, eficiencia y adaptabilidad. Pero también se sustenta en datos científicos: el cuerpo puede experimentar mejoras significativas sin necesidad de largas distancias, siempre que el estímulo sea el adecuado.

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Fundamentos fisiológicos: intensidad y eficiencia en tiempos reducidos

Las sesiones cortas tienen como base una premisa clara: no es necesario entrenar más, sino entrenar mejor. Trabajos estructurados de alta intensidad —como series, fartlek o intervalos— logran activar los principales sistemas energéticos en un tiempo breve, generando adaptaciones similares a las de sesiones más largas.

En este formato, la intensidad reemplaza al volumen como motor del progreso. Diversos estudios han demostrado que entrenamientos breves y exigentes aumentan la capacidad cardiovascular, mejoran el umbral anaeróbico, fortalecen la musculatura implicada en la zancada y optimizan la economía de carrera. El resultado: mejor rendimiento con menor tiempo invertido.

Además, estos entrenamientos permiten mantener una técnica más depurada, ya que el cuerpo no entra en fatiga prolongada que distorsione la postura o el gesto de carrera. En pocas palabras, las sesiones cortas no solo son más accesibles, también son más técnicas, más centradas y, muchas veces, más efectivas.

De los corredores noveles a la élite: una tendencia transversal

Lo interesante de este fenómeno es que no se limita a un tipo de corredor. Los runners que comienzan valoran las sesiones cortas por su accesibilidad: permiten avanzar sin la presión de encarar planes que superen sus capacidades físicas o de tiempo. Un plan básico que combine caminatas, trotes suaves y bloques de intensidad controlada puede ofrecer resultados tangibles en pocas semanas.

En el ámbito profesional, las sesiones cortas son una herramienta táctica. No sustituyen al fondo, pero lo complementan. Se utilizan como entrenamientos específicos para ganar velocidad, trabajar el umbral o potenciar la recuperación activa entre sesiones más exigentes. Incluso en la preparación para distancias largas, estos bloques tienen su lugar.

Los entrenadores los integran en microciclos bien diseñados, con objetivos claros. Es habitual ver en los planes de media maratón y maratón sesiones de 25 a 45 minutos con cambios de ritmo, repeticiones intensas o ejercicios de técnica. La lógica es clara: mejorar el rendimiento sin sobrecargar el cuerpo.

Psicología del entrenamiento: motivación, constancia y sostenibilidad

Más allá de lo fisiológico, las sesiones cortas ofrecen un beneficio silencioso pero determinante: ayudan a sostener la motivación y la adherencia al entrenamiento. No todos los días se puede dedicar una hora o más a correr. En cambio, saber que un bloque de 25 minutos bien trabajado puede marcar la diferencia, permite mantener la continuidad sin frustración ni abandono.

También hay un efecto psicológico positivo al terminar una sesión exigente en poco tiempo. La sensación de eficacia y progreso es inmediata, y eso refuerza el compromiso. Frente al cansancio mental que genera una rutina excesivamente larga o monótona, las sesiones breves ofrecen dinamismo y variedad.

De hecho, esta perspectiva se alinea con las nuevas generaciones de corredores. Según Strava, más del 80% de los runners ya se decanta por sesiones de menos de una hora. En la Generación Z, el formato corto es el más utilizado, tanto por cuestiones de tiempo como por afinidad con formatos de entrenamiento más flexibles y personalizados.

Tecnología, marcas y nuevas metodologías

El auge de las sesiones cortas ha sido acompañado por una industria que ha sabido adaptarse a esta demanda. Marcas deportivas como Nike, Adidas o Garmin han desarrollado programas específicos para entrenamientos breves y apps que monitorizan métricas clave en sesiones de corta duración: potencia, cadencia, recuperación y carga.

A su vez, plataformas de entrenamiento y redes sociales especializadas en running fomentan este tipo de formatos, promoviendo desafíos, rutinas y planes que se ajustan a la vida real del corredor urbano. El mensaje es claro: se puede entrenar bien en poco tiempo.

En términos metodológicos, los entrenamientos cortos permiten trabajar múltiples variables del rendimiento: desde la técnica y la velocidad hasta la capacidad anaeróbica. Lejos de ser una solución de compromiso, se convierten en un recurso versátil y profesional.

Correr menos, correr mejor

Las sesiones cortas han llegado para quedarse. Y no como una tendencia transitoria, sino como un cambio de mentalidad que redefine qué significa entrenar bien. La cantidad ya no lo es todo. Hoy, el running se entiende como una práctica más eficiente, más adaptada al contexto real de quienes lo practican y, sobre todo, más consciente del equilibrio entre rendimiento y sostenibilidad.

Para los corredores que se inician, estas sesiones suponen una puerta de entrada accesible y eficaz. Para quienes ya acumulan experiencia, una herramienta afinada para mejorar sin caer en la sobrecarga. Y para los profesionales, un recurso de precisión para optimizar cada fase del entrenamiento.

El futuro del running no será necesariamente más largo. Pero sí más inteligente. Y en esa lógica, las sesiones cortas ocupan un lugar privilegiado. Porque correr bien no siempre es correr más. A veces, es simplemente correr mejor.


FAQs

  • ¿Las sesiones cortas de running son efectivas para mejorar el rendimiento? Sí. Cuando están bien estructuradas, las sesiones cortas permiten trabajar velocidad, resistencia y técnica. La clave está en la intensidad y en el enfoque planificado, no en la duración.
  • ¿Cuánto debe durar una sesión corta para ser eficaz? Entre 20 y 45 minutos pueden ser suficientes. Incluso bloques de 10-15 minutos bien diseñados pueden generar adaptaciones positivas, especialmente en corredores con poca disponibilidad de tiempo.
  • ¿Puedo entrenar solo con sesiones cortas si preparo una carrera larga? No del todo. Las sesiones cortas son complementarias, pero para pruebas como medias maratones o maratones es necesario incluir rodajes largos en el plan general de entrenamiento.
  • ¿Qué tipo de entrenamientos cortos son más recomendables? Los más habituales son los intervalos, el fartlek y las series de velocidad. También se pueden realizar rodajes controlados o entrenamientos técnicos centrados en zancada y postura.
  • ¿Las sesiones cortas ayudan a prevenir lesiones? Sí. Al reducir el volumen y centrarse en la técnica, disminuyen el riesgo de sobrecarga. Además, permiten una recuperación más eficaz entre sesiones.

    Foto: Depositphotos

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