viernes, octubre 31, 2025

La moda irrumpe en el running: correr (también) es cuestión de estilo

La moda irrumpe en el mundo del running: cómo las marcas transforman la estética del deporte sin perder su esencia técnica

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Durante décadas, el mantra del corredor fue claro: funcionalidad por encima de todo. Si las zapatillas eran cómodas, la camiseta transpiraba y el pantalón no rozaba, todo lo demás era accesorio. Pero algo ha cambiado. En los últimos cinco años, el running ha dejado de ser solo una disciplina física para convertirse también en una expresión estética. Hoy, en las salidas en grupo, las carreras populares o los reels de Strava, correr bien importa… pero correr con estilo, también.

La moda ha irrumpido con fuerza en el universo del running, y no ha llegado de puntillas. Ha entrado con colores, con siluetas, con tejidos nuevos, con colaboraciones de autor y con propuestas que borran los límites entre deporte y lifestyle. Las marcas lo saben: ya no basta con prometer amortiguación y ligereza. Ahora también hay que seducir a un corredor que quiere identificarse con lo que lleva puesto.

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Estilo en cada paso (y en cada prenda)

La revolución estética empezó con las zapatillas, sí. Modelos como las On Cloudnova, las Hoka Clifton Edge o las New Balance 9060 fueron pioneras en demostrar que el rendimiento no está reñido con el diseño. Pero la moda no se detuvo ahí. Hoy el estilo impregna toda la equipación del runner: camisetas de líneas limpias, tejidos ultraligeros y colores sobrios que no desentonarían en una galería de arte; mallas con cortes geométricos y estampados de autor; cortavientos que parecen diseñados en Milán y no en un laboratorio técnico.

Marcas como Satisfy, District Vision o Tracksmith han liderado este cruce entre estética y rendimiento. La francesa Satisfy, por ejemplo, fabrica camisetas con mezclas de algodón y tejidos técnicos, diseñadas para correr pero pensadas para perdurar, con detalles como costuras interiores suaves, etiquetas pensadas para retirarse sin dejar rastro y bolsillos ocultos para geles. Es running elevado al arte textil.

Tracksmith, por su parte, ha hecho del “look Ivy League” su seña de identidad. Sus camisetas con rayas vintage y sus pantalones cortos de inspiración retro recuerdan al atletismo universitario estadounidense de los años 60, pero con tecnología de última generación. No es casualidad que muchos de sus embajadores aparezcan tanto en carreras como en sesiones de fotos editoriales.

Del sudor al streetwear

La influencia es recíproca. Así como el diseño técnico se ha sofisticado, la estética del running ha contaminado el streetwear. Hoy, no sorprende ver camisetas técnicas combinadas con jeans, zapatillas de carbono como complemento de moda o cortavientos ultraligeros en cafeterías de tercera ola. La funcionalidad ha dejado de ser un fin en sí misma para convertirse en lenguaje visual.

Nike, Adidas y Puma lo entendieron pronto. Las colecciones que lanzan ya no se limitan a la pista: hay ediciones cápsula, colaboraciones con diseñadores y líneas que apuestan por materiales reciclados, cortes asimétricos y diseños conceptuales. Adidas, por ejemplo, ha fusionado en su línea Adizero diseño aerodinámico con estética urbana. Y Nike, con sus proyectos ACG y Gyakusou, ha elevado la ropa de running a categoría de culto.

Incluso firmas tradicionalmente ajenas al deporte se han sumado al fenómeno. Lululemon, conocida por su ropa de yoga, ha desarrollado colecciones de running con un cuidado estético que rivaliza con el de las grandes pasarelas. Y otras como Norse Projects, Arc’teryx o incluso COS han lanzado piezas pensadas para corredores urbanos que no quieren renunciar ni a la técnica ni al buen gusto.

Correr con identidad

Pero más allá de las marcas, el auge de la moda en el running responde a una evolución en la actitud del corredor. Ya no se trata solo de alcanzar una marca o bajar tiempos. También se trata de expresarse. De comunicar quién eres a través de lo que llevas. De convertir cada tirada larga en un pequeño manifiesto personal.

Y eso se refleja en los detalles. En la elección de unos calcetines de diseño, en la combinación cromática de la equipación, en el uso de gafas técnicas como accesorio de estilo. Corredores y corredoras cuidan su look no por superficialidad, sino porque entienden que la experiencia del running es también sensorial, estética, emocional.

Lo visual y lo técnico ya no compiten: coexisten. Un pantalón puede tener bolsillos termosellados y, al mismo tiempo, un corte que estiliza la zancada. Una camiseta puede evacuar el sudor con eficacia y combinarse con una gorra de diseño japonés. El corredor contemporáneo sabe que el rendimiento no se mide solo en vatios o pulsaciones. También se siente en la seguridad con la que pisa el asfalto.

El futuro: ropa con propósito

En esta nueva era del running estilizado, la sostenibilidad también gana protagonismo. Las marcas saben que un buen diseño no es solo bonito: también debe ser responsable. Materiales reciclados, procesos de producción éticos, prendas duraderas. La estética va de la mano de la conciencia.

Firmas como Patagonia Running, Janji o Pangaia proponen una visión holística del diseño deportivo. No solo cuentan historias con sus prendas; también actúan con coherencia. En un contexto de fast fashion y consumo impulsivo, el corredor exige cada vez más transparencia y compromiso a las marcas que viste. Correr, al fin y al cabo, es también una forma de conectar con el entorno. Y la moda puede amplificar ese vínculo o romperlo.

En el kilómetro cero de esta transformación estaba la zapatilla. Pero en el kilómetro 42, la moda ya ha tomado todo el equipamiento. Hoy, correr es técnico, es saludable… pero también es bello. Y eso no significa trivializar el deporte, sino enriquecerlo.

Las marcas que lo entienden no venden solo ropa: ofrecen experiencias, identidad, emoción. Porque detrás de cada camiseta, de cada pantalón ergonómico o de cada zapatilla minimalista, hay algo más que un tejido. Hay una historia. Una forma de correr. Y, sobre todo, una forma de ser.

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