|
Getting your Trinity Audio player ready...
|
El próximo 27 de abril, 45.000 corredores tomarán las calles de Madrid en la 47ª edición del Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series. Un evento que ha dejado atrás sus orígenes locales para erigirse como una cita de prestigio internacional, en la que conviven élite y corredores populares, deporte y espectáculo, historia urbana y cultura de superación. Pero llegar hasta aquí no ha sido un camino sencillo. Este 2025, más que nunca, la capital se pone a prueba: organizativamente, emocionalmente y, sobre todo, en términos de responsabilidad.
Un maratón que ya no es solo una carrera
Hablar del Maratón de Madrid en 2025 es hablar de un fenómeno que trasciende lo puramente deportivo. No se trata solo de correr 42 kilómetros por las arterias principales de la ciudad. Es un ritual de iniciación para miles de corredores amateurs, una oportunidad de negocio para hosteleros y comerciantes, un escaparate para instituciones y marcas, y una herramienta de transformación urbana.
¿Te gusta Maratón Radio?
Suscríbete para recibir más historias como esta, directamente en tu WhatsApp o correo.
Esta edición no es una más. Por primera vez en su historia, el evento ha logrado congregar a 45.000 corredores de 118 países, un récord que lo posiciona entre los más concurridos de Europa. Solo en la distancia maratón, se prevé la presencia de más de 12.000 atletas, a los que se suman los inscritos en media maratón y en el 10K. El crecimiento ha sido sostenido, pero el salto de los últimos cinco años es exponencial. La incorporación a la franquicia Rock ‘n’ Roll Running Series —gestionada por The IRONMAN Group— ha sido clave para dar ese impulso internacional.

La carrera ofrece ahora algo más que deporte: una experiencia inmersiva, con bandas de rock en vivo cada pocos kilómetros, puntos de animación, un recorrido que atraviesa algunos de los lugares más emblemáticos de la capital —de la Puerta del Sol al Retiro, pasando por Cibeles, la Gran Vía o el Vicente Calderón—, y una organización que ha sabido adaptar sus estándares a las exigencias del calendario mundial.
47 ediciones de resistencia (y evolución)
El Maratón de Madrid nació en 1978, en un contexto muy distinto. Entonces, apenas unos cientos de valientes se atrevían a completar la mítica distancia. El running era una actividad marginal, casi excéntrica. Con el paso del tiempo, sin embargo, y al calor de movimientos globales como el boom del fitness o la popularización de los maratones urbanos, la carrera fue ganando peso.
Durante años convivió con las limitaciones típicas de un evento gestionado por clubes y federaciones, con escasos recursos y muchas carencias logísticas. Pero el entusiasmo de los corredores —y el empeño de ciertos sectores del Ayuntamiento— sirvió para consolidar una cita que hoy es referencia.
El cambio de era llegó con la entrada de patrocinadores potentes y, sobre todo, con la inclusión en el circuito Rock ‘n’ Roll en 2011. A partir de ahí, la profesionalización del evento fue imparable. Mejores servicios, más cobertura mediática, más implicación institucional y más corredores. Hoy, la marca “Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series Madrid” es sinónimo de fiabilidad, diversión y calidad organizativa. Y de orgullo ciudadano.
Running, turismo y negocio: una ecuación ganadora
Las cifras hablan por sí solas: más de 40 millones de euros de impacto económico estimado, una ocupación hotelera cercana al 90 % durante el fin de semana de la prueba y una creciente importancia del turismo deportivo. Según datos del Ayuntamiento, un 30 % de los corredores proceden del extranjero, y la mayoría aprovechan la estancia para disfrutar de una experiencia turística completa.
Madrid, consciente del filón, ha abrazado el maratón como una herramienta de promoción de ciudad. Y no es una excepción: Nueva York, Berlín, Londres o Tokio llevan años haciéndolo. Pero la capital española ha encontrado su propio estilo. Una mezcla de hospitalidad, patrimonio, gastronomía y ambiente festivo que la hace especialmente atractiva para el corredor popular.
No solo se corre por el asfalto. Se corre por la historia, por el arte, por el rock en directo, por la posibilidad de compartir zancadas con miles de personas que persiguen lo mismo: llegar a meta con una sonrisa (aunque duela).
La sombra reciente de la tragedia
Sin embargo, no todo es euforia. El pasado 6 de abril, durante el Medio Maratón de Madrid, dos corredores sufrieron paradas cardiorrespiratorias. Uno de ellos falleció tras ser ingresado en estado crítico. El otro continúa en situación grave, según las últimas informaciones. El suceso ha golpeado a la comunidad runner con especial dureza, reabriendo un debate incómodo pero necesario: la necesidad de chequeos médicos previos.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, fue claro durante la presentación del maratón: “Hacemos un llamamiento a la responsabilidad individual. Si vais a participar en una prueba de esta exigencia, realizad una revisión médica. No hay que tomarse estas cosas a la ligera”.

La organización, por su parte, ha reforzado el dispositivo sanitario, con más de 800 profesionales desplegados a lo largo del recorrido, desfibriladores cada pocos kilómetros y un protocolo coordinado con Samur, Cruz Roja y servicios de urgencias hospitalarias.
Aunque las muertes súbitas en pruebas populares son infrecuentes, su impacto emocional es enorme. Y aunque ningún test puede garantizar el riesgo cero, muchos especialistas coinciden en la necesidad de explorar la función cardiaca antes de afrontar una prueba de resistencia. La cultura del “si no me duele, estoy bien” ha quedado definitivamente obsoleta.
Una cita inclusiva, sostenible y con perspectiva de futuro
Más allá de las cifras récord y de los desafíos organizativos, esta edición también destaca por su apuesta por la sostenibilidad y la inclusión. La organización ha puesto en marcha un plan de reciclaje integral, reducirá al mínimo el uso de plásticos de un solo uso y utilizará vehículos eléctricos para las labores logísticas. Además, se promueve la participación de corredores con discapacidad, tanto en modalidad de handbike como con asistencia.
El mensaje es claro: el maratón debe ser un evento integrador, que refleje la diversidad de quienes lo corren. Y también un evento responsable, que respete el entorno y el espacio urbano que lo acoge.
De cara al futuro, la organización ya piensa en objetivos mayores: aumentar el número de mujeres participantes —actualmente en torno al 28 % en la distancia maratón—, seguir fidelizando al público internacional y aspirar, por qué no, a integrar la lista de los “Majors” del circuito mundial. Soñar no cuesta nada. Y correr, cuesta, pero da sentido a muchas cosas.
Un reto compartido
Para quienes se colocarán en la línea de salida el próximo 27 de abril, este maratón será el desenlace de muchas horas de entrenamiento, de sacrificios, de nervios y motivaciones personales. Para la ciudad, será una prueba de fuego logística, emocional y sanitaria. Para todos, será una celebración del running entendido como una forma de vida.
En un mundo cada vez más acelerado, correr sigue siendo uno de los actos más sencillos, sinceros y potentes que podemos hacer. Madrid lo ha entendido. Y por eso, cada año, el maratón crece. Porque no es solo una carrera. Es una declaración de principios. Y una promesa de que todo esfuerzo —si se hace con corazón— merece la pena.
¿Te gusta Maratón Radio?
Suscríbete para recibir más historias como esta, directamente en tu WhatsApp o correo.