lunes, noviembre 10, 2025

Correr un maratón modifica tu cerebro (pero no te asustes)

Un nuevo estudio revela cómo el cerebro de los corredores se adapta tras los 42 kilómetros: cambios moleculares, gasto energético y el fascinante papel de la mielina

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Durante un maratón, cada célula del cuerpo trabaja al límite, desde las fibras musculares hasta las neuronas. La imagen de un corredor cruzando la meta con los últimos restos de energía suele evocar esfuerzo físico, fatiga muscular y superación mental. Pero, más allá de lo visible, ¿qué ocurre dentro de la cabeza de quien corre 42 kilómetros? Un reciente estudio científico ha comenzado a dar respuestas sorprendentes, abriendo una puerta hasta ahora poco explorada: el impacto de un maratón en la estructura del cerebro.

La investigación, publicada en la revista Nature Metabolism, ha sido liderada por un equipo de científicos de la Universidad del País Vasco, con el neurocientífico Carlos Matute al frente. El hallazgo central es tan inesperado como revelador: correr un maratón provoca una disminución temporal de la mielina, una sustancia clave que recubre y protege las neuronas. Pero antes de entrar en pánico, conviene matizar. La reducción es transitoria, completamente reversible y, por ahora, no hay evidencia de que sea perjudicial. Al contrario, el descubrimiento sugiere que el cerebro podría estar utilizando sus propios recursos grasos como fuente de energía, en una estrategia de supervivencia metabólica extrema.

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La mielina: un aislante que también podría ser combustible

La mielina es una capa compuesta fundamentalmente por lípidos que actúa como aislante eléctrico de los axones neuronales, permitiendo la transmisión rápida de impulsos entre las células cerebrales. Su papel es tan esencial que su deterioro está asociado a enfermedades como la esclerosis múltiple. Por eso, la observación de una reducción en su volumen después de correr un maratón ha captado la atención de la comunidad científica.

El propio Matute, maratoniano aficionado con más de 18 pruebas en sus piernas, se planteó durante un entrenamiento la clásica pregunta que muchos corredores se hacen al alcanzar el famoso “muro” del kilómetro 30: ¿cómo sigo consciente si ya no me queda glucógeno? En ese momento, el cuerpo empieza a consumir grasa como fuente alternativa de energía. La hipótesis del equipo fue arriesgada, pero intrigante: tal vez el cerebro, en condiciones de esfuerzo extremo, recurre también a la mielina como reserva energética.

Un experimento cerebral al ritmo de una maratón

Para comprobarlo, los investigadores realizaron resonancias magnéticas cerebrales a diez corredores (ocho hombres y dos mujeres) antes, inmediatamente después y dos meses después de un maratón. El análisis, basado en la cantidad de agua atrapada en las capas de mielina, reveló una disminución selectiva en 12 regiones del cerebro. Dos meses más tarde, la estructura había vuelto completamente a la normalidad.

Los autores del estudio son cautelosos. Aclaran que se trata de un trabajo preliminar con una muestra pequeña y que no se puede afirmar con certeza que el cerebro consuma mielina como combustible. Pero las correlaciones observadas concuerdan con lo que se ha visto en modelos animales sometidos a condiciones de estrés metabólico. En palabras al diario La Vanguardia, el investigador Pedro Ramos, responsable de las técnicas de imagen por resonancia ha dicho que “no es una pérdida de mielina, es un reajuste temporal. No hay daño, sino un proceso de adaptación”.

El cerebro también se entrena (y necesita descansar)

Este tipo de hallazgos desafía algunas ideas preconcebidas sobre el ejercicio. Durante años, el foco ha estado en el corazón, los músculos o los pulmones, pero la neurociencia del deporte está empezando a cobrar protagonismo. Estudios previos ya habían mostrado que el volumen cerebral puede reducirse levemente tras esfuerzos prolongados, volviendo a su estado original con el descanso. Lo nuevo ahora es la atención al componente lipídico de la mielina como posible recurso energético, y lo que eso podría implicar para la salud cerebral a largo plazo.

Para los corredores aficionados que entrenan y compiten de forma regular, la noticia puede parecer inquietante al principio. Pero el mensaje general es tranquilizador. No hay evidencias de que este fenómeno cause daños. Al contrario, podría estar reflejando una sorprendente plasticidad del cerebro. Según Xavier Montalban, jefe del grupo de Neuroinmunología Clínica del Vall d’Hebron Institut de Recerca, los cambios observados podrían incluso ser parte de un proceso regenerativo. “Pensamos en la mielina como algo fijo, pero su renovación constante podría ser un mecanismo de adaptación metabólica”, explica en el artículo.

Implicaciones para los corredores y nuevas preguntas científicas

Lo que sí queda claro es que el cuerpo, incluso en su órgano más sofisticado, se enfrenta a una demanda energética monumental durante un maratón. Cuando las reservas de glucógeno se agotan, cada célula busca soluciones. Y el cerebro, que consume aproximadamente el 20% de la energía total del cuerpo en reposo, no se queda atrás. El hecho de que pueda recurrir a sus propias reservas estructurales para mantenerse funcional abre nuevas preguntas sobre los límites humanos, pero también sobre cómo optimizar la recuperación tras pruebas tan exigentes.

Los científicos subrayan la necesidad de más estudios. Sería importante saber si estos cambios son comunes en cualquier tipo de deportista o si dependen de factores como el sexo, la edad, el nivel de entrenamiento o la frecuencia con que se compiten maratones. También queda por explorar si algo similar ocurre en pruebas más cortas pero igualmente intensas, como un triatlón o una ultramaratón, y si la repetición de estos procesos podría tener efectos acumulativos con el tiempo.

Un nuevo argumento a favor del descanso mental

Lo que sí se puede afirmar es que la recuperación adecuada cobra aún más relevancia a la luz de estos datos. Después de correr un maratón, no solo hay que descansar para que los músculos se reparen o para evitar lesiones articulares. También es posible que el cerebro necesite su propio tiempo para reequilibrar procesos tan delicados como la integridad de la mielina. Esa pausa mental, muchas veces ignorada, podría ser tan importante como la nutrición o el entrenamiento cruzado.

En una época en la que correr está más de moda que nunca, y en la que cada fin de semana miles de corredores amateurs se enfrentan al reto de un maratón, estos descubrimientos añaden un matiz más al discurso sobre la preparación física. No se trata de alarmar, sino de entender mejor lo que ocurre dentro del cuerpo para correr de forma más inteligente. La mente del corredor no solo es fuerte: también es metabólicamente activa, adaptable y, como revela la ciencia, más compleja de lo que creíamos.

Puede que la línea de meta marque el final de una carrera, pero para el cerebro, es solo el comienzo de un proceso fascinante de ajuste, regeneración y equilibrio. El maratón, como metáfora y como realidad, sigue demostrando que ningún límite es definitivo. Ni siquiera en el interior del cráneo.


FAQs

  • ¿Es peligroso para el cerebro correr un maratón? No. Aunque se ha observado una disminución temporal de la mielina en algunas regiones del cerebro tras correr un maratón, los estudios indican que esta reducción es reversible y no conlleva daños permanentes.
  • ¿Qué es la mielina y por qué se ve afectada tras correr un maratón? La mielina es una sustancia grasa que recubre las neuronas, ayudando a transmitir los impulsos eléctricos. Durante un maratón, el cuerpo podría utilizar parte de sus lípidos como energía, lo que explicaría una reducción temporal de la mielina.
  • ¿Cuánto tiempo tarda el cerebro en recuperarse tras un maratón? Según el estudio publicado en Nature Metabolism, los niveles de mielina vuelven a la normalidad aproximadamente dos meses después de la carrera.
  • ¿Esto ocurre en todos los corredores? Los datos disponibles provienen de un estudio piloto con diez maratonianos. Aunque es probable que se trate de una respuesta común al esfuerzo extremo, se necesitan más investigaciones con muestras amplias para confirmarlo.
  • ¿Qué puedo hacer para proteger mi cerebro si corro maratones? La clave está en la recuperación: dormir bien, alimentarse adecuadamente, espaciar los esfuerzos extremos y evitar acumular entrenamientos extenuantes sin descanso suficiente.

    Foto: Depositphotos

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