KENIA. El mundo del atletismo está de luto tras el funeral de Kelvin Kiptum, el prodigioso corredor keniano que dejó una marca imborrable en la historia de las carreras de larga distancia. En un emotivo servicio fúnebre, dignatarios, atletas y familiares se reunieron para despedir a este joven talento, cuya vida fue truncada trágicamente en un accidente de tráfico a la temprana edad de 24 años.
El presidente de Kenia, William Ruto, y el presidente de la Federación Internacional de Atletismo, Sebastian Coe, encabezaron la lista de personalidades que honraron la memoria de Kiptum. La ceremonia, que tuvo lugar en Chepkorio, Kenia, fue un testimonio conmovedor del impacto que Kiptum tuvo tanto en el deporte como en la comunidad en general.
Kiptum, conocido por su talento y dedicación al deporte, dejó un legado perdurable tanto en las pistas como en los corazones de quienes lo conocieron. Más allá de sus logros deportivos, fue recordado como un esposo cariñoso y un padre amoroso, dejando atrás a su esposa y dos hijos pequeños.
Su trágica muerte no solo dejó un vacío en el mundo del atletismo keniano, sino que también cortó las expectativas de verlo en la cima de su carrera. Tras establecer un nuevo récord mundial en el Maratón de Chicago, Kiptum estaba destinado a desafiar los límites de la velocidad humana y potencialmente enfrentarse al legendario Eliud Kipchoge en los Juegos Olímpicos de París.
El presidente del Comité Olímpico Keniata, Paul Tergat, describió la pérdida como un golpe para el deporte, lamentando la oportunidad perdida de presenciar el legado que Kiptum estaba destinado a forjar. Sin embargo, su espíritu y su impacto perdurarán en el corazón de la nación y la comunidad atlética internacional.
En un gesto de solidaridad, el gobierno se comprometió a apoyar a la familia de Kiptum, garantizando que su esposa tenga empleo y estabilidad financiera en estos tiempos difíciles. Mientras tanto, el mundo del atletismo llora la pérdida de uno de sus talentos más brillantes, recordando con cariño su dedicación, pasión y promesa no cumplida de un futuro legendario.